Mal nacido señor:
Permítame informarle que no estoy para bromas, ya le he manifestado en continuas ocasiones mi advertencia. Recordará aquella ocasión en que hizo caso omiso del semáforo y errantemente cruzó la calle, ya por poco me lo llevaba ese día, no obstante, decidí darle una oportunidad más, pues un temblor en Guatemala me tenía ocupado.
Pensará que bromeo pero tampoco me lo llevé cuando se intoxicó del estomago por abusar de las grasas y por poco pierde el sistema renal, no soportaba el dolor y pedía que me lo llevara ¿recuerda? Yo, con mucho gusto le hubiera hecho el favor pero en aquel momento también había sobrecupo por un huracán y preferí evitarme la molestia de trámites y papeleos. Veo que de esa ya se recuperó y para desgracia mía se está cuidando, a ver cuánto dura ahora.
Pero en ésta ocasión ya fue suficiente ¡Por favor! Imagínese, tiene la oportunidad que le he negado a tantísimas personas. Apenas hoy, me rogaba un hombre que no me lo llevara, pero al revisar su historial no había ni por dónde meter un amparo y solicitar una audiencia con San Pedro para así darle más tiempo, pues ni modo le dije, te vienes conmigo.
No es posible que ya le haya dado tantas involuntarias oportunidades. No va conmigo, me siento molesta. Si por mi fuera ya me lo hubiera llevado y ni la molestia de escribirle me tomaba, pero me temo que, por el momento, no puedo hacer otra cosa.
Tiene usted suerte, según la legislación del inframundo aún no le toca. Yo tampoco lo entiendo, revisé y revisé y, parece ser que usted aún no cumple con la misión que tiene en esta vida.
Si lo sé, también yo hice esa cara, pensé ¿qué misión puede tener un vulgar tipo que no respeta los señalamientos viales, no cuida su cuerpo ni su salud, se queja de todo y se siente infeliz?
Le envió esta carta porque quiero advertirle que estoy sobre usted. Una vez que fijo la vista en alguien no lo dejo, pero también yo obedezco ordenes y estas cosas son muy precisas; en realidad hago esto porque quiero que la próxima vez que vuelva por usted no tenga ningún inconveniente de cargármelo y traerlo para acá, hasta el fondo del inframundo.
Por ello le escribo, para que aproveche su vida, haga todo lo que desea, lo que no se ha atrevido a hacer, alcance lo inalcanzable, ame, llore, ría, cante, disfrute, sienta, conozca, busque, encuentre, luche, descubra, se enamore, se desengañe, crea, logre…
Ya después no habrá tiempo; sé bien lo que le digo, es sorprendente la cantidad de arrepentimiento que se acumula por acá. Es común en los mortales no valorar lo que se tiene. Así, si usted lo intenta quizá logre su objetivo en esta vida y yo cumpliré mi deseo de traérmelo sin tener que presenciar un drama más. Porque le recuerdo, cuando pongo los ojos en alguien, no tengo consideraciones.
La Mismísima
P.D. Olvidé decirle que no debe sentirse privilegiado, ni iluminado por esta advertencia. Le escribo esta carta por mí y para mí, lo que usted opine, realmente no tiene importancia. Cada día me llevo aproximadamente unas 200, 000 almas y eso sólo cuando estoy relajada. Algunas veces supero el millón, depende de la temporada; soy algo caprichosa y me gusta jugar con el tiempo, es mi especialidad. Tómelo como quiera pero no haga caso omiso de esta advertencia. Hasta pronto.
PD.2 Más pronto de lo que usted se imagina.