El problema del hambre es un tema que varios países presentan y que se ha retomado y discutido por diferentes organizaciones, aunque se han iniciado varias formas de atacar este problema no se ha logrado erradica, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO (Food and Agriculture Organization por sus siglas en Inglés) dice que hay un total de 925 millones de personas que sufren hambre crónica y muchos países están lejos de alcanzar el primero de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, el de reducir a la mitad entre 1990 y 2015 el porcentaje de personas víctimas del hambre y la pobreza extrema.
Hace poco se dio a conocer que una forma de disminuir el hambre en los países con mayor pobreza es haciendo uso de la Entomofagia (comer insectos) que se practica en regiones de Asia, África y América Latina, la FAO tiene cifras que indican el consumo de 250 especie de insectos en África, 549 en México, 180 en China, y 160 en el área de Mekong. Aunque Japón no es un país tropical, varias especies de insectos son alimento popular, y en particular las avispas.
Pues bien esta práctica como sabemos no es nueva en México ya que es una costumbre que se da en las comunidades indígenas, es común ver cómo llegan a comer desde caracoles, chapulines, gusanos de maguey entre otros; ¿Pero qué tiene de nuevo esto? Bueno, -que la FAO ha dicho que este tipo de comida podría contribuir a asegurar una vía de alimentación por medio de la cría de insectos, – esta misma institución dice que en 2030 tendremos que alimentar a más de 9.000 millones de personas, por lo que esta vía es una forma de poder contrarrestar este problema alimenticio.
Los factores que hacen pensar que los insectos son una vía para la sustentabilidad son porque: los insectos están en todas partes, se reproducen rápidamente y poseen tasas elevadas de crecimiento y conversión de piensos (alimento seco para el ganado), además de un reducido impacto ambiental durante su ciclo de vida. Ya que son fáciles de conseguir y sobre todo que son una fuente muy buena de proteínas, grasas y minerales así como la fácil forma de criarlos hacen que sea una gran viabilidad poder utilizarlos para mejorar la alimentación.
La idea de comerlos enteros o guisarlos no son la única forma pues la ventaja es que se pueden procesar para hacerlos en pasta o polvo, esto quiere decir que pueden ser un suplemento alimenticio pues se le puede añadir a otros alimentos; las contribuciones nutrimentales y para la salud que nos dice la FAO que tienen los insectos son que:
• Los insectos proporcionan proteínas y nutrientes de alta calidad en comparación con la carne y el pescado. Los insectos son especialmente importantes como complemento alimenticio para los niños desnutridos porque la mayor parte de las especies de insectos contienen niveles elevados de ácidos grasos (comparables con el pescado). También son ricos en fibra y micronutrientes como cobre, hierro, magnesio, fósforo, manganeso, selenio y cinc. (Halloran et al., 2013)
• Los insectos plantean un riesgo reducido de transmisión de enfermedades zoonóticas (enfermedades que se transmiten de los animales a los humanos) como la H1N1 (gripe aviar) y la EEB (enfermedad de las vacas locas). Es por eso que hacer de los insecto una vía sustentable nos abre una posibilidad para mejorar la vida de las personas que padecen hambre pues la idea es que los insectos sean una forma de complementar su alimentación (por medio del aumento de proteínas que contienen) en todo el planeta ahora solo hay que esperar, que ésta investigación que se empezó a realizar desde 2003 y hasta la fecha sea tomada en cuenta y encuentre los apoyos para realmente llevar a cabo el desarrollo de programas comestibles de insectos.
Publicado en el número

vol.II, núm. espec. 1, enero 2019
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- Última actualización 23 de enero, 2025