Si alguien te describe el mundo de mediados del siglo XXI, y te suena a ciencia ficción, la descripción es probablemente falsa. Sin embargo, si alguien te describe el mundo de mediados del siglo XXI y no te suena a ciencia ficción, la descripción es con toda seguridad falsa.
(Noah Harari, 2018)
El tópico, aunque trillado, no deja de ser interesante. Ya no es necesario recurrir a tecnología futurista para contar un relato de ciencia ficción. Hemos alcanzado el futuro. Vivimos en una realidad distópica con todas las características del ciberpunk mejor logrado. Megacorporaciones que mueven los hilos de la economía y política mundial; disparidad obscena y creciente entre las clases sociales; cambio climático, catástrofes naturales y, desde luego, una línea cada vez más delgada entre la interfaz que conecta nuestros cuerpos con la tecnología y el mundo virtual.
En este contexto, no es de extrañar la gran popularidad que tiene el género de la ciencia ficción y el gran volumen de producciones de ese tipo. Y es que, a diferencia de la era dorada de Isaac Asimov, la ciencia ficción contemporánea ha dejado de ser una reflexión de lo que podría llegar a ser y ha pasado darnos descripciones de nuestras vidas.
Una serie que llamó mi atención dentro de la gran variedad que nos oferta el género es Love, Death & Robots. Se trata de una antología animada de dieciocho capítulos. De tal forma, cada episodio cuenta con un estilo (muy) diferente entre sí, sin ninguna conexión argumental. Este formato le da un gran dinamismo al espectador, puedes terminar de verla en una sola sentada (en mi caso así ocurrió). Esto te tomará aproximadamente doscientos minutos.
Si el espectador busca una gran profundidad en los argumentos, me temo, no es la serie indicada. Más que solidez narrativa la serie se centra en lo visual. En ese sentido es todo un éxito, la experiencia es un festín audiovisual. Sobre todo, para aquel que gusta de la animación.
Algo que me resultó refrescante, es lo osado e incluso disparatado y fantástico de las tramas. No encontramos capítulos casi naturalistas como algunos de los episodios de Black Mirror (por ejemplo, El himno nacional o Smithereens). Los capítulos de Love, Death & Robots son híper-futuristas (Más allá de la grieta) disparatados (La era de hielo) e incluso fantásticos (Mutantes).
A título personal, los episodios más destacados son La ventaja de Sonnie, Los tres robots, Testigo, Más allá de la grieta, Necesito una mano, Trece de la suerte e Historias alternativas.
La ventaja de Sonnie. Ambientado en un futuro ciberpunk, la protagonista Sonnie es una luchadora clandestina que vierte su consciencia en un avatar de tipo kaiju de carne y hueso. Compitiendo en esta liga de monstruos, se ve envuelta en un asunto turbio que desarrolla la trama. Lo mejor de este episodio son las escenas de acción y su estética ciberpunk-underground de luces neón y personajes badass.
Los tres robots. El orden en este caso alteró el resultado. Después de ver La ventaja de Sonnie, que te coloca en un humor para la violencia sexualizada y la acción sangrienta en escenarios sombríos, la serie da un giro y aparecen tres simpáticos compañeros robots en un viaje de vacaciones. La animación aquí cambia a escenarios iluminados que se corresponden con el humor ligero, pero inteligente, de los turistas. Su viaje transcurre en una ciudad humana derruida y el tono reflexivo nos lo brinda la mirada extraña con la que miran estos compañeros a un ser ajeno a ellos.
Testigo. Más allá de la estética ciberpunk, este episodio no tiene mucho de ciencia ficción. Sin más información que la brindada en él, el final cae en lo fantástico. Sin embargo, la animación en este episodio es mi favorita, visualmente es mi preferido.
Más allá de la grieta. Para mi gusto, este episodio es el que desarrolla el mejor argumento en cuanto a ciencia ficción se refiere. Con una animación hiperrealista, los protagonistas son los tripulantes de una nave que cruza un portal intergaláctico. Al terminar su travesía a través de La grieta, el agujero de gusano que los transporta a través de la galaxia, los tripulantes tendrán que afrontar una realidad para la que no están preparados. El argumento del episodio me recuerda la novela Laberinto de muerte de Phillip Dick, donde juega un papel crucial una realidad virtual en el acoplamiento de los personajes a su realidad caótica.
Necesito una mano. Este capítulo, emocionante e intenso, es el más cercano al naturalismo. Con una animación hiperrealista, trata sobre un accidente que ocurre en una estación espacial en órbita.
Trece de la suerte. Nuevamente nos encontramos con animación hiperrealista. En este capítulo de acción, la protagonista es una piloto de combate a la que se le asigna una nave considerada maldita. Ella confía en su unidad y esta, aparentemente, responde a su confianza. Aquí se retoma un tema muy viejo en la ciencia ficción, el alma de las máquinas.
Historias alternativas. El capítulo más corto de la serie (solo siete minutos) pero, tal vez, el más ingenioso. Se trata de una cronotopía, subgénero que nuevamente hace guiños al clásico de la ciencia ficción Philip Dick (El hombre en el castillo). El recurso narrativo consiste en hacer de este capítulo una suerte de video promocional para una aplicación. Esta consiste en presentar historias alternativas de tipo qué hubiera pasado si… Al seleccionar determinado momento histórico e ingresar parámetros alternativos (como podría ser la segunda guerra mundial, qué hubiera pasado si Hitler no hubiera sido rechazado de la escuela de arte), la aplicación genera una narrativa alterna.
Referencias
Noah Harari, Y. (2018). What Kids Need to Learn to Succeed in 2050. En: Forge [En línea]. Disponible en: https://forge.medium.com/yuval-noah-harari-21-lessons-21st-century-what-kids-need-to-learn-now-to-succeed-in-2050-1b72a3fb4bcf
Publicado en el número

vol. II, núm. 2, abril-junio 2019, 2.ª ed.
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