La presente opinión está basada en el curso intertrimestral que se dio en las instalaciones de la UAM, Unidad Azcapotzalco, impartido por el Dr. José Othón Quiroz Trejo, profesor investigador del Departamento de Sociología, con motivo del replanteamiento y uso de la obra de Marx en la actualidad, para relacionarla con el actual acontecer de los hechos sucedidos el pasado mes de septiembre de 2014 con la desaparición de los estudiantes en Ayotzinapa.
El despertar de un sector de la sociedad mexicana, debido recientemente por los hechos de la desaparición de los cuarenta y tres estudiantes en Ayotzinapa, conllevó a realizar un ejercicio de análisis, críticas y planteamientos teóricos para poder describir y entender lo sucedido. La mayoría de los análisis giraron en torno a la crisis institucional de los aparatos gubernamentales, sobre si son realmente efectivos y eficientes al momento de resolver y esclarecer un caso en específico como éste, el cual, se suma a los anteriores crímenes no resueltos a lo largo de la historia de la justicia mexicana.
Este despertar tuvo como principales espacios de demandas, a las redes sociales y al espacio público, principalmente las calles y los centros como; el Zócalo de la ciudad de México, el Monumento a la Revolución, la secretaria de gobernación, etc., donde se llevaron y se llevan a cabo las marchas en reclamo de justicia. La gran demanda y acusación dentro de las marchas y las expresiones en redes fueron dirigidas hacia la capacidad del Estado por ofrecer una clara y pronta solución al problema, que en gran medida, avanzó por la inexistencia de tales capacidades de respuesta. Lo que ocasionó que gran parte de la sociedad, acusara al Estado como el principal actor responsable del crimen perpetuado a los estudiantes desaparecidos.
Con este panorama de hechos, la tarea de observar a la realidad se vuelve compleja, por ello, para esclarecer o tener ciertas bases de entendimiento, el marxismo se presenta como una teoría-praxis que puede, quizá, ayudar en algo o complejizar aún más en los hechos. El objetivo es revisar algunas de las categorías usadas en la obra de Marx por especialistas en la materia, sobre todo, en la cuestión de la relación existente entre la teoría y la práctica.
Uno de los planteamientos sobre el marxismo, es que “no puede entenderse únicamente como una teoría pura” (Paoli, 1990), o como simple teoría-guía de una clase social como lo es la proletaria, esta entendida, como la clase que está en la lucha por la trasformación de las relaciones sociales inmersas en el modo de producción capitalista, y donde su antagónica, la clase burguesa, aparece como la dueña y poseedora de los medios de producción, y que a su vez, se protege por medio de los aparatos burocráticos del Estado y del mercado para mantener ese estado de cosas. Por lo tanto, se entiende que el proletariado, cuando llega a ser consciente de su situación social, de que su trabajo es enajenante, que está fuera de sí mismo, que no le pertenece, ni el mismo producto que produce, busca afanosamente un cambio social para trasformar la realidad, el del orden social de un dominio de una clase por otra.
Una de las razones de que quizá el marxismo en su obra resulte complicado, es debido a la abstracción de categorías económicas, de las que se basa Marx para poder explicar a la sociedad capitalista. Por ejemplo, en su obra El capital, analiza a la mercancía como base de su análisis del trabajo y de las relaciones sociales de producción en el capitalismo. Ante ello, una alternativa para leer su obra, seria observar a esas mismas categorías económicas, de una manera social, un ejemplo seria, con la fórmula económica de la relación del capital constante con el capital variable para la producción de la plusvalía, el capitalismo constante es, en términos llanos, la maquinaria, como lo expresaría Marx, es trabajo pasado, pero el capital variable, son los sujetos mismos, los que se relacionan y tienen movimiento, capacidad de cambio, y que incluso, pueden llegar a variar las determinaciones de los conceptos ortodoxos fijos y económicos.
Por ello, no se debe caer en un error, como el creer que la vida económica determina o es determinante, esto debe “matizarse”.
Marx utiliza a las categorías como la producción, la distribución, circulación y el consumo[1], como abstracciones para estudiar las sucesivas determinaciones. Toma a las categorías económicas como punto de partida metodológico de su análisis social (Paoli, 1990).
Un planteamiento complejo del marxismo está en que, no puede entenderse ni como filosofía, ideología, religión, teoría científica o política, y a la vez sí, esto debido a algunas razones. Para empezar, “la práctica no puede ser simple aplicación o verificación de la teoría, ni la teoría ser guía o instrumento de la práctica” (Castoriadis, 1979). Por ejemplo, el marxismo usado como ideología de Estado o incluso religión, seguida al pie de la letra, ha servido para que, en algunos países comunistas se forje o construya como un instrumento ideológico de mafias y de núcleos pequeños burocráticos de poder, o que, en países atrasados sirva para formar organizaciones burocráticas dirigidas por, marxistas-burócratas.
O de los que la leen como teoría política, caen en el error de basarse únicamente en las lecturas de la obra de Marx, pero no reconocen que Marx, no ha escrito sólo para ser objeto de lecturas, la obra de Marx vale por no ser simple asunto de pensamiento. Habría que reconocer que, tal obra, está relacionada con su época, con la sociedad en que él nació y a su pecado de radicalismo, por lo tanto, por ejemplo, cuando analiza la división y la lucha de clases, se da cuenta que dicho problema, deviene de una producción histórica y que surge como un tipo de institución de ciertas sociedades, pero no de todas (Castoriadis, 1979).
Es entender que Marx analizaba única y exclusivamente a las sociedades más avanzadas de su época, a la inglesa, por ejemplo. Además de analizar lo sincrónico dentro de lo diacrónico, como lo hace en su estudio sociológico en El Dieciocho Brumario, donde explica y observa, a la gran mayoría de los componentes sociales que dieron causa al ascenso de Luis Bonaparte al poder.
Valdría la pena preguntar si Marx es un teórico, pues su gran aportación fue la idea de que no se trata de interpretar al mundo sino de transformarlo.
Si se quisiera tener en Marx una teoría abarcadora, universal, perfecta, global que dé respuesta a todo, para ello estaría el análisis de su materialismo dialéctico. Pero Marx, es entonces contradictorio en su teoría, ya que su propio método y objeto de estudio lo es, ha hecho su verdadera teoría contradictoria. Uno de los problemas de quienes leen el marxismo, consiste en que no lo leen como a un autor, sino que sólo pasan el tiempo defendiendo los textos sagrados de Marx, y esto conduce a una serie de paradojas del uso del marxismo; la teoría marxista les permite a los marxistas creer que su religión no es una religión, que su filosofía no les permite creer que su teoría no es simple teoría, que su política no es simple filosofía y en su religión, que su política no es política. Es en sí, una enorme tarea de la historia, lograr dilucidar o saber si algún día se encontrara finalmente lo que Marx quiso decir en realidad (Castoriadis, 1979).
Leer y entender a Marx sin duda resulta complicado y contradictorio, pues como Bakunin le recriminaba a Marx, en realidad, lo que los marxistas anhelaban, era “ocupar el lugar de sus enemigos en las instituciones, pues estas excluían a la dictadura del proletariado” (Bakunin, 1978).
Quizá uno de los problemas de los marxistas al hallarse ante hechos como los sucedidos en México es que, como el marxismo pretendía ser una teoría evolutiva e incluso estatista, algunos movimientos sociales en México complejizan dicha teoría, pues comprender que algunos de ellos plantean formas y estrategias de organización de lucha basadas en la comunidad y tradiciones, como fue el caso del EZLN, es ya un hecho contradictorio. Usar una teoría marxista (con lo que esta sugiera o pretenda decir) con una relación en los modos de lucha que no sean totalmente modernos (como es el caso en particular de México cuya cultura, política, economía, etc., se hallan en constante ir y devenir de maneras contrastantes entre la “tradición” y la “modernización” extranjera), es quizá, sumergirse en un análisis atractivo para quienes gustan de abrir cuestiones donde se critique la relación entre una teoría y una praxis en constante y aparente cambio.
[1] Es decir, los componentes del modelo de reproducción de mercancías.
Referencias
Bakunin, M. (1978). Estatismo y anarquía. En: Dressen, W., Antiautoritarismo y anarquismo. Barcelona: Editorial Anagrama.
Castoriadis, C. (1979). Las funciones de Marx. En: Nueva Política, 3(7).
Paoli, A. (1990). Hacia una definición del Marxismo en comunicación. En: Comunicación e interacción, perspectiva teórica. México: Editorial Trillas.
Publicado en el número

vol. I, núm. 1, agosto-noviembre 2018, 2.ª ed.
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