La página oficial de internet del museo dice lo siguiente: el “museo de sitio Tlatelolco” recorre la historia de Tlatelolco narrada desde la arqueología, a través de aproximadamente 400 piezas halladas en lo que fue la ciudad prehispánica de México Tlatelolco. Con ellas interactúan elementos gráficos, audio y videos, así como nuevas propuestas museográficas (instalaciones artísticas, espacios para la experimentación científica y elementos tecnológicos que enriquecerán la visita).
Es un lugar en donde podemos pasar el tiempo, ya sea solos, acompañados o con la familia. Es accesible para todas las edades, pero para disfrutar y comprender con mayor conocimiento recomendaría que la asistencia sea principalmente de jóvenes a adultos. Es una experiencia donde se adquiere conocimiento de cómo se formó esta comunidad (Tlatelolco), que se disfruta y se contempla aquello que fue forjando lo que hoy día es Tlatelolco, desde sus artesanías hasta la manera en la que las personas desempeñaban ciertas actividades como el mercado, que caracterizaban este lugar.
Dentro del museo podemos encontrar una serie de temas, los cuales se enfocan en explicar la historia de cómo fue el surgimiento y cómo se fue fundando esta ciudad. En la primera parte del recorrido, logramos construir una reseña corta de lo que fue lo más destacado para darle sentido a la creación de Tlatelolco.
Lo demostrado en los paneles del museo, todo comienza a explicarse con la religión del México antiguo, que es algo difícil de entender, ya que los dioses tenían un nombre calendárico y les dedicaban un lugar religioso; lo cual quiere decir que estaban consagrados a diferentes propósitos. Las festividades de cada deidad estaban muy bien marcadas, tales como el día y el rito que se debía de realizar.
Entre los pueblos mesoamericanos, la historia y el mito se confunden. Tenochtitlán y Tlatelolco: uno de los mitos más conocidos, alrededor de su fundación habla sobre Huitzilopochtli que les dio a cada uno estos dos grupos mexicas envoltorios sagrados llamados tlaquimilolli. A los que fundaron Tlatelolco les tocó una piedra verde, que simboliza la riqueza. A los que fundaron Tenochtitlán les dio dos palos con los que les enseñó a crear fuego.
Los mexicas pensaron haber encontrado el lugar anunciado por Huitzilopochtli, que por medio de sueños les recordó que del corazón de Cópil, habría de crecer el nopal donde encontrarían al águila devorando a la serpiente. De acuerdo a la crónica de Fray Diego Durán, los mexicas se habrían asentado en terrenos pertenecientes al mando de Azcapotzalco con la condición que les pagaran tributo.
Al fundarse Tlatelolco, sus habitantes buscaron afianzar su linaje por medio de alianzas matrimoniales con la nobleza de Azcapotzalco. Tezozómoc envió a Cuahcuauhpitzáhuac, quien fomentó el comercio y logró reforzarla. Tuvo grandes éxitos con el vínculo de su nuevo reino con el de Tezozómoc. Tras la muerte del soberano tepaneca, gobernó Maxtla quien usurpó el poder y se comportó violentamente con Tlatelolco y Tenochtitlán, asesinando a sus gobernantes.
A pesar de que los destinos de Tlatelolco y Tenochtitlán fueron unidos por su dios, en la dimensión de lo político hubo ciertas tensiones. A pesar de ser aliados en algunas guerras, los tenochcas los excluyeron de la Triple Alianza formada por Tenochtitlán, Texcoco y Tlacopan (1426-1430). La alianza pretendía acabar con el dominio de los de Azcapotzalco. Y así fue. Tlatelolco al juntar fuerzas con los mexicas se definió el triunfo.
Una de las atracciones de este primer recorrido que nos mantuvo ocupadas, es la oportunidad de interactuar con la tecnología que el museo expone, son unas mesas “touch” en las que estaban los principales personajes de la historia y el mito antes mencionados (Tenochtitlán, Tlatelolco, Huitzilopochtli, etc.). Hay una variedad de imágenes en dicha mesa y se puede tocar para ver de qué personaje se trata y sus características principales.
Por otra parte, lo que también llamó nuestra atención fue la breve explicación (que se encuentra en los paneles del museo) de “Tlatelolco, ciudad de resistencia”, que describe el encuentro de Cuauhtémoc y Cortés: tras la derrota del pueblo mexica, ambas culturas muestran signos de honor, frente a la victoria y la derrota. Cuauhtémoc le pide a Cortés que lo mate para que su sacrificio honre a los dioses. Pero Cortés le perdona la vida, se porta noble y generoso, y Cuauhtémoc lo toma como una humillación. Sin duda alguna es un enfrentamiento avasallador.
En este museo, también albergan muchas piezas halladas en la ciudad prehispánica de Tlatelolco. Entre ellas están las ofrendas que se encontraban dentro de una caja de piedra construida en tres niveles: el inferior, conformado por cuchillos y una cuenta de piedra verde; el intermedio, con cetros de serpiente de madera y un caparazón de tortuga; el superior se hallan dos cráneos de mujer y hombre. También podemos encontrar piezas como: flautas, pulseras, pieles, un complejo ritual (entierro de infantes y adultos sacrificados).
Hay un espacio en el museo que se dedica a la explicación del mercado y su importancia la cual nos dice lo siguiente: “El mercado es el sitio donde se concentraban productos elaborados tanto por las personas del lugar como de sitios cercanos a la ciudad, e incluso de regiones lejanas. Los comerciantes llegaron a tener un papel importante en la sociedad mexicana-tlatelolca y alcanzaron un status alto en ella”.
En cuanto al mercado de Tlatelolco: el tianguis estaba organizado por sectores especializados de acuerdo a los productos que se ofrecían. El intercambio se realizaba por trueque o utilizando semillas de cacao o sal como moneda. Una experiencia que nos dejó con un gran conocimiento sobre la creación de Tlatelolco.