Honestamente, no tengo el placer de conocer al director David Lowery, pero, puedo interpretar, basándome en su último largometraje que, sin duda, ama o se siente atraído por el silencio. “Historia de fantasmas” (A Ghost Story) es una película del año 2017 que cuenta la historia de un hombre llamado C (Casey Affleck) y su pareja, M (Rooney Mara), que viven felices (contando las discusiones que entre una pareja joven pueden considerarse “normales”); desafortunadamente (y esto no es spoiler, pues aparece en el tráiler de la película), C fallece convirtiéndose en un fantasma. A partir de este momento clave en la película, se desarrolla una narrativa visual en primera persona en donde vemos a C, ahora un fantasma (caracterizado por una túnica –en realidad es un sábana- blanca con dos agujeros como ojos que, aunque no lo crean, refleja una expresión impresionante de soledad), y su proceso de pena o deambulación por la que es, fue y será su tan amada casa.
Como es probablemente obvio, el fantasma tiene recelo hacia un espacio tan íntimo como lo es un hogar; así, podemos observar los altibajos que se presentan en él al presenciar, en primer lugar, que su pareja lucha por -o intenta al menos- sobrellevar el luto y la depresión (tiene que ponerse especial atención a una escena en donde M –Rooney Mara-, desolada, devora una tarta); posteriormente, ella vende la casa -no sin antes, como solía hacer desde pequeña, cada vez que se mudaba, dejar un mensaje escrito en algún lugar “oculto” de la casa- y llega a vivir una familia latina (sólo mamá e hijos –niño y niña-) que se ven ahuyentados por el fantasma que, en su desesperación, comienza a lanzar los trastos de la alacena, ocasionando el abandono de aquellos inquilinos. Otras desventuras suceden cuando un grupo de amigos llegan a rentar, pasado el tiempo (donde podemos observar, en este transcurso, cómo C se comunica con un fantasma de la casa aledaña que pena igual que él), la casa, y, de costumbre, el fantasma se las arregla para que la propiedad se mantenga desocupada. Así, pasa mucho tiempo, hasta que la casa es demolida y, en el mismo terreno, se construyen edificios que, poco a poco, van llenado el área por completo hasta llegar a convertirse en una ciudad futurista súper moderna. El fantasma de C, al no poder dejar el lugar en el que deambula, ve como escape el dejarse caer de lo alto de un edificio creyendo así que esto lo liberaría pero, por el contrario, esto ocasiona –lo que se podría considerar- un “salto” en el tiempo.
Hasta este punto, dirán ustedes, ya he contado toda la película, incluido el final, pero no; esto sólo es un panorama de la misma. Lo que sucede después, lo tienen que apreciar con sus propios ojos, pues es la parte que les permitirá descubrir la grandeza de este filme.
Ahora bien, pasando al tema de las actuaciones, destaca la interpretación de Cassey Afleck, sí, así como lo oyen, ¿se imaginan dejar a un lado la vanidad de un actor para actuar con una sábana encima?, es decir, ¿tratar de transmitir emociones sin ningún movimiento facial-expresivo y solamente con el caminar? La actuación de Rooney Mara, logra emitir el sentimiento de pérdida y, algunas veces, de desolación. En cuanto a la fotografía, existen colores que ambientan de una manera singular la trama de la película, sobre todo los grises. Algo muy importante que cabe mencionar es la relación de aspecto del filme: presentado en un formato 4:3 (1.33:1), lo cual, a mi parecer, permite un cierto toque de intimidad. Al hablar de la musicalización, nos encontramos con lo que yo podría considerar su punto fuerte: contiene demasiados silencios (la mayoría de las escenas sin efectos musicales ni voz); ¿qué provoca esto?, que el espectador se sienta, de algún modo, incómodo, desesperado y, algunas veces, tedioso; en eso radica su importancia, en hacernos sentir; no obstante a esto, existe una canción, I Get Overwhelmed, interpretada por Cassey Affleck que es de bastante importancia para el desarrollo interpretativo de la pareja protagonista.
Así, a pesar de las posturas surgidas desde su estreno, ya que muchos la alabaron -ganando premios como: Festival de Sitges: Mejor fotografía (Andrew Droz Palermo); Premios Independent Spirit: Nominada al Premio John Cassavetes; National Board of Review (NBR): Mejores películas independientes del año- y, muchos otros, la detestaron -precisamente, varias de las críticas “negativas” se relacionaban con los ya comentados silencios- es una excelente película que trata temas filosóficos, existencialistas, como: ¿qué sucede después de la muerte?, o, mejor aún, ¿qué es la muerte?, de igual manera se cuestiona, ¿qué es la vida (vivir)?, o, ¿vale la pena vivir para ser recordado? En fin, es una película que, como cualquier otra, te deja una experiencia (buena o mala, eso depende de ti); pero de que es recomendable, ¡es recomendable!